domingo, 30 de septiembre de 2012

RECUERDOS


DEVOCIÓN Y PROCESIÓN VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS DE GRANADA

Granada siempre ha estado enamorada de su Virgen, la de las Angustias. Esta ciudad ha sentido, desde hace tiempo, especial predilección por ‘la que vive en la Carrera’. La devoción se suma al carácter mariano de la ciudad, la que no hay que olvidar la primacía que tuvo en cuanto a la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción de María.
Llegado el mes de septiembre, y especialmente la fecha de su último domingo, la mirada de todos los granadinos se vuelve hacia la Carrera del Genil y la Virgen de las Angustias. Y es que septiembre es, en Granada, el mes de la Virgen. Pocas fechas en el calendario de la ciudad están más marcadas por una celebración, un rito, una devoción. Desde el primer día del mes, y hasta el último, la Basílica de la Carrera del Genil se convierte en un punto obligado de encuentro. Instituciones, colectivos, estamentos sociales... toda la ciudad se da cita en los cultos a la Virgen. Además, dentro del mes, hay dos fechas esenciales: el 15 de septiembre con la ofrenda floral y el último domingo del mes con la salida procesional de la Patrona. Esos dos días miles de personas se acercan a estar con la Virgen de las Angustias, en una visita que parece estar, en muchas de ellas, incluso por encima de sus creencias o hábitos religiosos. De todos modos, históricamente no siempre fue septiembre el mes de la Virgen de las Angustias.
La inmensa mayoría de los granadinos participan en torno a esta tradicional celebración, que cada año deja impresas emotivas imágenes en torno a la Virgen. La devoción a la Virgen de las Angustias está muy asentada entre los granadinos, que parecen estar totalmente familiarizados con imágenes que se repiten de año en año como la de los caballeros horquilleros llevando las andas de la Señora o el imposible movimiento de la toldilla de respeto que cubre a la Virgen en su salida y luego, durante la procesión, figura tras el paso de la Patrona. Pero lo cierto es que muchos desconocen el origen de bastantes de estos elementos que se han hecho ya tradicionales del mes de septiembre en Granada.

Historia

Aunque la Virgen de las Angustias se ha convertido desde hace mucho tiempo en la referencia del mes de septiembre en Granada, no siempre fue así. La hermandad fue fundada por veinte personas en el año 1545, siendo en sus inicios hermandad de penitencia, después hermandad sacramental y tras la fundación de la Parroquia de las Angustias pasó a hermandad asistencial, llegando a poseer un hospital pequeño con siete camas. Después se haría definitivamente hermandad patronal.
En el año 1556 ya contaba la hermandad con 500 hermanos, por lo que le surgió incluso la necesidad de contar con un local más grande. De 1581 son las actas más antiguas conservadas de la hermandad. Inicialmente fue, como ya hemos dicho, una hermandad penitencial que salía generalmente el Jueves o Viernes Santo, y fue así durante el siglo XVIII. Ya en el XIX pasó a procesionar en el tiempo Pascual, generalmente en el Domingo de Resurrección o el Lunes de Pascua. En 1887, con el refrendo de la Santa Sede del Patronazgo que ya había adoptado el Ayuntamiento casi un siglo antes, fue cuando empezó a salir en procesión a mediados del mes de septiembre, pasando luego a hacerlo a finales de dicho mes como todavía ocurre en la actualidad.
De este modo, poco a poco, quedó constituido el mes de septiembre del modo en el que lo conocemos hoy: plagado de actos de culto a la Virgen de las Angustias, imagen que representa a María al pie de la cruz sosteniendo el cuerpo sin vida de Cristo, un tipo iconográfico denominado de ‘La Piedad’ y que adquirió gran raigambre devocional durante la época medieval, de donde proceden las desgarradoras representaciones que el arte gótico francés alemán nos ha legado.

Frutos y dulces

Pero la festividad de la Virgen de las Angustias, y el septiembre granadino, conlleva otros muchos aspectos que escapan, incluso, del carácter religioso de la tradición. Es el caso, por ejemplo, de todo un mundo gastronómico que con el paso de los siglos fue creciendo en torno a la salida procesional de la Patrona, y a las fechas del calendario en las que esto sucede: el otoño.
Es común, en estas fiestas otoñales de Granada, ver los puestos de frutos secos y tortas en los alrededores de la Fuente de las Batallas y la Plaza del Campillo. Las acerolas, azofaifas, almencinas, caquis, granadas, racimos de uvas de los parrales de Cájar, membrillos, higos secos, chumbos... y las primeras castañas del Hotel del Duque, se convierten en acólitos elementos gastronómicos de la Señora. Curiosamente, muchos de los nombres de estos frutos tiene procedencia árabe, como por ejemplo la azufaifa, que proviene de la palabra árabe azufaizat, aunque el árbol que da este fruto es originario de China.
Como se ve, llegado septiembre la Carrera del Genil y los alrededores de la Basílica de las Angustias se convierten en centro devocional del corazón de Granada. Parecen volver aires antiguos, tradiciones revividas y recuerdos del pasado que se van transmitiendo de padres a hijos. Incluso estas calles del centro de la capital parecen recobrar el sabor de la Granada que se fue, porque todo se vuelve hacia esa mirada caída de la que en la Basílica del Genil espera cada día del resto del año la llegada de este mes.
El mes de la Virgen de las Angustias

RAZONES POR LAS QUE TENGO FE



Nos recuerda A. Geschè que las razones para la fe sólo convencen a los creyentes, y no siempre, y no todas. Es más, una fe presentada a los mismos cristianos en ocasiones sirve de pregunta sobre lo que están viviendo y dejan de vivir, sobre lo que entienden y no entienden. Pero que los no creyentes siguen en lo suyo. Al menos cuando se pretende reducir a algo racional y objetivo, los que se confiesan ateos siguen a lo suyo. Aunque no siempre. Pero una vida cuestiona siempre, la experiencia y la historia, contadas con sentido, van más allá de lo ordinario y lo trascienden. De esto sabemos todos, por eso situarnos en ese plano de diálogo, donde la realidad se transforma y apropia, donde el misterio y la interioridad humana se unen, hace más fácil cualquier tipo de diálogo y cualquier tipo de pregunta. Los únicos requisitos necesarios son la sinceridad del hablante y la apertura del oyente. Pero esos no se imponen, se proponen.
  1. La primera es muy básica, y sincera. Porque puedo. La primera razón por la que creo es porque me nace de dentro, porque va en mi humanidad, porque confiar y dar los primeros pasos abrazado y empujado por otros es natural, tanto como la vida misma. Es justo lo contrario de los grandes esfuerzos. A veces, de hecho, pienso que tengo que quebrarme a mí mismo para no creer, y que no creer me rompería intermante, externamente, me dejaría profundamente desprotegido en medio de un mundo que no sería capaz de conquistar, ni comprender. Ni me entendería a mí mismo.
  2. Me la enseñaron mis padres. Grandes cosas les debo. Entre otras la vida. De esas que no se podrán devolver nunca, ni con cariño, ni con cuidados, ni mucho menos con dinero. De esas que son impagables, y que no han generado ninguna deuda. Sólo una relación, una historia compartida.
  3. Eligieron el colegio donde iba a estudiar. Sobre todo el primero. Cuando pasé al instituto, fui yo quien eligió el “colegio de curas” en el que, precisamente ahora, soy profesor. Mis padres eligieron el colegio en función de (sus) criterios personales. No valía cualquier lugar, no querían que estudiase en cualquier sitio. Si bien es cierto que en los dos primeros en los que probaron no fui admitido. La opción fue la tercera. Lo mejor de todo fue que cuando crecí, y pude pensar algo o empezar a hacerlo, quise ir a la primera opción que ellos habían preferido y en la que entonces no tuve plaza. ¡Cosas de la vida!
  4. Responsabilidad personal. Llegó el momento de ser libre, de caminar en el mundo sin las ataduras de la familia, de conocer y ampliar el horizonte. Y entonces fui responsable con lo recibido. Lo cual implicaba darle un par de vueltas a lo que me habían metido en la mochila de la vida. Ver y comparar, preguntarme y responder. Y me di cuenta de que era maravilloso. Lamentablemente uno lo piensa cuando se da cuenta de la desprotección de otras personas, de la historia de otros jóvenes de la misma edad.
  5. No dejarme llevar por los demás, del todo al menos, o en eso al menos. Es algo universal. El abandono de la casa del padre para vivir bajo el liderazgo del grupo, creyendo entonces que somos libres porque estamos “fuera” de las faldas y pantalones familiares. En ese viaje, no renuncié a muchas cosas de las aprendidas. Y supe, además, dialogarlas. No sentía vergüenza, pese a lo que otros decían, de lo que estaba viviendo. Y creo que para muchos eso fue algo que debían respetar. Incluso les llamaba la atención. Me sentía afortunado por tener una tradición familiar, unos valores que proteger, algo en lo que afianzarme. A diferencia de otros, que andaban por doquier buscando quiénes eran. Yo ya tenía alguna que otra respuesta. Y una importante era decir que soy cristiano.
  6. Celebrar la Eucaristía, ir a misa, estar en grupos. O, dicho de otra manera, hacer lo que alguien que cree, hace. Repetir, asimilar, ponerme a “tiro” para disfrutar los dones del Espíritu. Mis padres no quisieron, curiosamente, que participara en un grupo que había en la parroquia. Algunos de mis vecinos iban. Yo quería ir, sin saber bien dónde iba o por qué quería. Mis padres dijeron entonces que nada, de nada. Sin embargo, celebrar la Eucaristía cada domingo sí que me ha mantenido firme. No soy de los que hicieron la Primera Comunión y desaparecieron. Soy de los que, gracias a Dios, han sido obligados a estudiar y a ir a misa los domingos. Porque mis padres se preocuparon “en los años del despiste” de que no perdiera “demasiado” el rumbo, pese a la adolescencia, la juventud y la “falsa madurez” que acompaña estos pasos de nuestro crecimiento.
  7. Experiencias vividas. De esas que son incomunicables totalmente, aunque podamos escribir sobre ellas. De esas que, pese a lo que pueda parecer, son de lo más sencillo pero dejan huella, honda y profunda. Tan permanente que todavía hoy, haciendo memoria y reviviendo, se me ponen los pelos de punta. Experiencias personales, que no individuales. Experiencias históricas, que ayudan a leer el futuro, el presente y el pasado con nuevos ojos. Experiencias nucleares, no de las que acarician la superficie sino que entran hasta lo profundo del corazón y de la vida. Dentro de esa colección de experiencias está más de una que es un tanto indeseable. Al menos no la quisiera para nadie. A mí me ha hecho ser quien soy, y puedo dar gracias por ella; sin embargo, no creo que hubiera sido necesario vivirla.
  8. Conocer a Jesucristo. Es verdad, lo he dicho, que mis padres me han hablado en casa siempre de Dios. De una u otra manera, siempre estaba presente, y empapaba mi realidad y mi forma de ver el mundo, las relaciones, de juzgar y de pensar. Es verdad, no lo niego. Pero del “Dios de mis padres” al “Señor mío y Dios mío” hay un paso grande. Llegó el día en que tuve que ser yo quien respondiera a la pregunta evangélica: ¿Quién decís que soy yo? Podría haberme quedado en la respuesta del libro. Sin embargo, quise indagar. Leyendo y preguntando alguien me indicó que era alguien a quien podría preguntar directamente, con quien entablar relación de amistad y diálogo. Se abrió para mí el mundo de la oración. Un universo quasiparalelo al inicio, donde todo era de otro color, con otras formas, mucho más brillante y apasionante. Allí se hablaba en perfecto y desde el corazón. En el mundo ordinario, poco más que presentes y deseos tenemos, y el engaño está al acecho. Sin embargo, en el mundo de la oración se fue haciendo clara una cosa, poco a poco y paso a paso: Dios está ahí fuera, buscándote. Entonces (y ahora), cuando conocí el Evangelio, la historia de Jesucristo, su Palabra que tocaba mi vida, la fe se hizo más firme. Más mía, o más suya.
  9. Estudiar. Un poco de todo. Pero no dejarme llevar por los sentimientos, ni estar a merced de las emociones, sin negarme en ellos, ha sido importante. Me ha aportado claridad, horizonte, e incluso ritmo. Porque estudiar no es sólo hacer exámenes, tomar apuntes y repasar una y otra vez ejercicios. Estudiar fue para mí conocer compañeros, hacer amistad, preguntarme cosas “gordas” a diario, entregarme a la lectura, sembrar un futuro, conocer las grandes respuestas que se han dado a lo largo de la historia de la humanidad, descubrir grandes personajes, hacer síntesis personal, darme cuenta de lo que cuesta vivir bien, ser feliz y llegar a la cumbre, reflexionar y orar, y dialogar mucho.
  10. Porque he tenido cuidado. La fe, al menos la mía, no es de hierro. Es tan frágil como el amor. Y al mismo tiempo que me cuido a mí mismo de no vivir de cualquier manera, también me preocupo por lo que creo, cómo lo creo, y cómo vivo lo que creo. No son pocas las dificultades que afronto. Sin llegar a pensar en las que me plantean los demás.
  11. Porque tengo dudas. Y en las preguntas siempre se abren, no sin dificultad, alguna que otra luz. Y prefiero la luz a la oscuridad, descifrar los enigmas poco a poco a quedarme parado y sin pensar. Porque las dudas he visto que no tienen tanto poder como las certezas, los principios y la vida que llevan dentro las respuestas. Tengo dudas, curiosamente, la mayor parte de las veces sobre algo que no he vivido. Pero cuando me lanzo, confío y experimento, siento interiormente una gran paz, libertad, y rectitud de corazón. Sin permitir que otros, con sus inquietudes y sus carencias, dejen que mi debilidad se acalle.
  12. Porque he superado alguna que otra crisis. Nunca solo. Es verdad. Quizá hubiera sido mi mayor condena, querer caprichosa y disruptivamente salvarme a mí mismo. Crisis que no han sido “directamente de fe”, y en las que he aprendido que todo tiene que ver con Dios, en todo está Dios, y Dios es Providente una y otra vez. De las crisis he salido tremendamente fortalecido, y tremendamente herido algunas ocasiones. Ya quisiera yo decir, y proclamar a los cuatro vientos, que esto es fácil, sencillo, cómodo… La felicidad va por otro lado, y buscando cosas grandes también se sufre mucho. De alguna que otra crisis podría haberme librado sin más. Lo que pasa es que soy demasiado “cabezón”. Si hubiera hecho más caso a quienes avisaban y aconsejaban, habría ahorrado esfuerzos en varios momentos. Ahí están, escritas en mis historia como situaciones difíciles. Algunas han sido propias, y otras las he hecho mías por la cercanía, el escándalo que me han provocado, el dolor que he visto. Doy gracias por ellas, en la medida de mis posibilidades.
  13. Por los amigos que tengo, las amistades cuidadas y guardadas y queridas y veladas. Me parece que no me he conformado con poco, que no me ha valido cualquier cosa, ni tampoco me he rodeado o he dado crédito a cualquiera. Aunque no puedo decir que los haya elegido yo, ni siquiera buscado. Son un gran don, que viene de lo alto.

sábado, 29 de septiembre de 2012

LA SEÑAL ( JUANES )


UNIVERSO DE TRAPO (PEDRO SOSA )


EVERY BREATH YOU TAKE


Todo un clásico del grupo THE POLICE, en el cual también podemos escucharla desde la perspectiva de que Dios nos mira, nos escucha, nos ama, está a nuestro lado.
 
 
Cada respiro que tomas

Y cada movimiento que haces

Cada relación que rompes,

Cada paso que das

Yo te estaré mirando



Cada día

Y cada palabra que dices

Cada juego que juegas

Cada noche que te quedas

Yo te estaré mirando



Oh, ¿acaso no puedes ver?

Tú me perteneces

Cómo duele mi pobre corazón

Con cada paso que das

Cada movimiento que haces

Cada juramento que rompes

Cada sonrisa que finges

Cada queja que haces

Yo te estaré mirando



Desde que te has ido yo he estado perdido

sin una señal



Sueño por la noche, sólo puedo ver

tu cara

Miro alrededor, pero no te puedo
reemplazar

Me siento tan frío y anhelo tu

abrazo

Me pongo a llorar, cariño por favor,



Oh, ¿acaso no puedes ver?

Tú me perteneces

Cómo duele mi pobre corazón

Con cada paso que das

Cada movimiento que haces

Cada promesa que rompes

Cada sonrisa que finges

Cada queja que clavas

Yo te estaré mirando



Cada movimiento que haces

Cada paso que das

Yo te estaré mirando

Yo te estaré mirando.

TU Y YO ( MECANO)








Pasabas por allí, no se bien
que vibró dentro de mí
y sin pensar me fui detrás de tí
La luna en tu melena me ayudó
a seguir tus pasos por la acera
pero al doblar la esquina del bazar
no se como te perdí
En plena confusión escuché
dentro de mi corazón
como una voz marcando la señal
iba diciendo...

estribillo:
Tú,
tú y yo
tú y yo
tú y yo

Como un radar en el mar
que el barco a puerto quiere anclar,
aquella voz subía de intención
o bajaba si iba mal, o iba un poco mejor
En miles de movidas me metí
por seguir detrás de tí
pero al final encontré el lugar
y en medio de la luz estabas esperando... (Estribillo)

Colgado de dos palos
y amarrado por los pies y por las manos
me pregunté quien lo pudo hacer
Trepé por la madera
y aparté de tu cara la melena
y te besé
tres palabras rotas escaparon de tus labios (estribillo)

AVE LUCÍA - SERGIO DALMA ( CANTO A LA VIDA )

 
 
 
Esta canción que compuso Sergio Dalma en 1992, es un canto a la vida. Debemos ayudarnos todos para que este mundo en el que vivimos sea un decir GRACIAS A LA VIDA QUE ME HA DADO TANTO.
 
 
 
 
Ave Lucía
el predictor se pinta de rosa
en tu cuarto de baño
ave lucía
y te dice que vas a ser madre
a finales de mayo
y tu novia de noches secretas
se ha vuelto enemigo
vaya ironía
ave Lucía.

Ave Lucía
hay un médico tal que resuelve al final
este tipo de casos
con garantía
en un fin de semana te puede sacar
de un mal paso
pero sientes que dentro de ti
algo nuevo ha pasado
una rareza
una alegría
algo que crece
ave Lucía.

Nacerá de tu cuerpo nacerá
cuando pueda abrir los ojos te verá
y darás por buenas las peores de tus penas
ante todo, y sobre todo, vivirá.
Ave Lucía
has crecido diez años o más en un solo día
ave valiente
decidiendo marchar por la vida
levantando la frente
y jugándote el tipo por algo que vale la pena
yo soy tu amigo
amiga mía
cuenta conmigo
ave Lucía
ave Lucía.

SI HAY DIOS - ALEJANDRO SANZ



Eh, si hay Dios,



seguramente entiende de emoción, si hay Dios...

eh, si hay Dios,
seguramente entiende de emoción, si hay Dios...

Podrás llevarte a aquellos que me importan,

despojarme de mis ropas, desviarme de la luz.
podrás llenar de oscuridad mis sueños,
podrás porque eres tú.

Podrás romper de nuevo el juramento,
deshaciendo las cadenas que te ataron una vez.
pero dame tú el valor, que tengo miedo.
o, puedes darme una esperanza
o, arrancarme, al fin las ganas de seguir por ti
buscando entre mi almohada
¿qué es una dama blanca?

Eh, si hay Dios,
eguramente entiende de emoción, si hay Dios...


Podría haberte dicho que me importas,
eso... y un millón de cosas. pude hacerlo
y no lo hice y no sé por qué,
será porque es más fácil escribirlo
o demostrarlo, que montar un numerito de esos de fatalidad,
según lo que establece el reglamento del aparentar.

Podría haber llorado un mar de lágrimas



saladas, arrojarme a los abismos
y partirme en dos el alma, desatar la tempestad
y el huracán de mi garganta,
y confesar desesperado que no puedo con mi rabia.

Aunque en mi actitud no soy tan evidente,
no puedo sufrir más...
que el dolor cuando es por dentro es más fuerte,
no se alivia con decírselo a la gente.

Lloraré... si sé llorar,
como el tímido rocío del clavel, en soledad.
Estaré... todos se irán, ya lo sé
a tu lado en cada golpe,
como lo hacen las orillas y la mar,
como lo hace el campo y el agua que lloverá.

Podría ser más educado
pero, el alma sólo entiende de emoción
y si hay dios, seguro entiende de emoción.

Eh, si hay Dios,
seguramente entiende de emoción, si hay dios...
Podría haber llorado un mar de lágrimas

saladas, arrojarme a los abismos

y partirme en dos el alma, desatar la tempestad

y el huracán de mi garganta,

y confesar desesperado que no puedo con mi rabia.

Aunque en mi actitud no soy tan evidente,

no puedo sufrir más....

que el dolor cuando es por dentro es más fuerte,

no se alivia con decírselo a la gente.

Lloraré...

como el tímido rocío del clavel, en soledad.

Estaré... todos se irán, ya lo sé

a tu lado en cada golpe,

como lo hacen las orillas y la mar,

como lo hace el campo y el agua que lloverá.

Podría ser más educado

pero, el alma sólo entiende de emoción

y si hay dios, seguro entiende de emoción.


eh, si hay Dios, seguramente entiende de emoción, si hay Dios...

eh, si hay Dios, seguramente entiende de emoción, si hay Dios...

eh, si hay Dios, sea como sea es simplemente amor, ¡ay Dios!...

eh, si hay Dios, seguramente entiende de emoción, si hay Dios...

eh, si hay Dios, seguramente entiende de tu amor, si hay Dios...

eh, si hay Dios, seguramente entiende de emoción, ...

SEGUIR EL CAMINO


EL OTOÑO


SALMO XXVI DOMINGO TIEMPO ORDINARIO


TEXTO DE PEMÁN


viernes, 28 de septiembre de 2012

XXVI TIEMPO ORDINARIO- CICLO B









La escena es sorprendente. Los discípulos se acercan a Jesús con un problema. Esta vez, el portador del grupo no es Pedro, sino Juan, uno de los dos hermanos que andan buscando los primeros puestos. Ahora pretende que el grupo de discípulos tenga la exclusiva de Jesús y el monopolio de su acción liberadora.
Vienen preocupados. Un exorcista, no integrado en el grupo, está echando demonios en nombre de Jesús. Los discípulos no se alegran de que la gente quede curada y pueda iniciar una vida más humana. Solo piensan en el prestigio de su propio grupo. Por eso, han tratado de cortar de raíz su actuación. Esta es su única razón: “no es de los nuestros”.
Los discípulos dan por supuesto que, para actuar en nombre de Jesús y con su fuerza curadora, es necesario ser miembro de su grupo. Nadie puede apelar a Jesús y trabajar por un mundo más humano, sin formar parte de la Iglesia. ¿Es realmente así? ¿Qué piensa Jesús?
Sus primeras palabras son rotundas: “No se lo impidáis”. El Nombre de Jesús y su fuerza humanizadora son más importantes que el pequeño grupo de sus discípulos. Es bueno que la salvación que trae Jesús se extienda más allá de la Iglesia establecida y ayude a las gentes a vivir de manera más humana. Nadie ha de verla como una competencia desleal.
Jesús rompe toda tentación sectaria en sus seguidores. No ha constituido su grupo para controlar su salvación mesiánica. No es rabino de una escuela cerrada sino Profeta de una salvación abierta a todos. Su Iglesia ha de apoyar su Nombre allí donde es invocado para hacer el bien.
No quiere Jesús que entre sus seguidores se hable de los que son nuestros y de los que no lo son, los de dentro y los de fuera, los que pueden actuar en su nombre y los que no pueden hacerlo. Su modo de ver las cosas es diferente: “El que no está contra nosotros está a favor nuestro”.
En la sociedad moderna hay muchos hombres y mujeres que trabajan por un mundo más justo y humano sin pertenecer a la Iglesia. Algunos ni son creyentes, pero están abriendo caminos al reino de Dios y su justicia. Son de los nuestros. Hemos de alegrarnos en vez de mirarlos con resentimiento. Los hemos de apoyar en vez de descalificar.
Es un error vivir en la Iglesia viendo en todas partes hostilidad y maldad, creyendo ingenuamente que solo nosotros somos portadores del Espíritu de Jesús. El no nos aprobaría. Nos invitaría a colaborar con alegría con todos los que viven de manera evangélica y se preocupan de los más pobres y necesitados.

EL ARTE DE FESTEJAR UN ANIVERSARIO


¿ NO SERÁ QUE VES MUCHO LA TELE ?

 
 
 
 

HUMANIZAR LO COTIDIANO- 26 TIEMPO ORDINARIO


jueves, 20 de septiembre de 2012

XXV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO

Camino de Jerusalén, Jesús sigue instruyendo a sus discípulos sobre el final que le espera. Insiste una vez más en que será entregado a los hombres y estos lo matarán, pero Dios lo resucitará. Marcos dice que “no le entendieron y les daba miedo preguntarle”. En estas palabras se adivina la pobreza de los cristianos de todos los tiempos. No entendemos a Jesús y nos da miedo ahondar en su mensaje.
Al llegar a Cafarnaún, Jesús les pregunta: “¿De qué discutíais por el camino?”. Los discípulos se callan. Están avergonzados. Marcos nos dice que, por el camino, habían discutido quién era el más importante. Ciertamente, es vergonzoso ver al Crucificado acompañado de cerca por un grupo de discípulos llenos de estúpidas ambiciones. ¿De qué discutimos hoy en la Iglesia mientras decimos seguir a Jesús?
Una vez en casa, Jesús se dispone a darles una enseñanza. La necesitan. Estas son sus primeras palabras: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. En el grupo que sigue a Jesús, el que quiera sobresalir y ser más que los demás, se ha de poner el último, detrás de todos; así podrá ver qué es lo que necesitan y podrá ser servidor de todos.
La verdadera grandeza consiste en servir. Para Jesús, el primero no es el que ocupa un cargo de importancia, sino quien vive sirviendo y ayudando a los demás. Los primeros en la Iglesia no son los jerarcas sino esas personas sencillas que viven ayudando a quienes encuentran en su camino. No lo hemos de olvidar.
Para Jesús, su Iglesia debería ser un espacio donde todos piensan en los demás. Una comunidad donde estamos atentos a quien nos puede necesitar. No es sueño de Jesús. Para él es tan importante que les va a poner un ejemplo gráfico.
Antes que nada, acerca un niño y lo pone en medio de todos para que fijen su atención en él. En el centro de la Iglesia apostólica ha de estar siempre ese niño, símbolo de las personas débiles y desvalidas, los necesitados de apoyo, defensa y acogida. No han de estar fuera, junto a la puerta. Han de ocupar el centro de nuestra atención.
Luego, Jesús abraza al niño. Quiere que los discípulos lo recuerden siempre así. Identificado con los débiles. Mientras tanto les dice: “El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí…acoge al que me ha enviado”.
La enseñanza de Jesús es clara: el camino para acoger a Dios es acoger a su Hijo Jesús presente en los pequeños, los indefensos, los pobres y desvalidos. ¿Por qué lo olvidamos tanto? (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


sábado, 15 de septiembre de 2012

LAS AVENTURAS DE TADEO JONES


XXIV TIEMPO ORDINARIO CICLO B


XXIV TIEMPO ORDINARIO - CICLO B




Domingo XXIV del tiempo ordinario – Ciclo B (Marcos 8, 27-35) 16 de septiembre de 2012
Hace algunos meses me llegó un mensaje por la Internet que contaba que el 14 de Octubre de 1998, en un vuelo trasatlántico de la línea Aérea British Airways tuvo lugar el siguiente suceso: A una dama la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra. La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio, porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable. La azafata argumentó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar en primera clase a ver por si acaso podría encontrar algún lugar libre.
Todos los demás pasajeros observaron la escena con disgusto, no solo por el hecho en sí, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para la mujer en primera clase. La señora se sentía feliz y hasta triunfadora porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona. Minutos más tarde regresó la azafata y le informó a la señora: “Discúlpeme señora, pero efectivamente todo el vuelo está lleno... pero afortunadamente encontré un lugar vacío en primera clase. Sin embargo, para poder hacer este tipo de cambios le tuve que pedir autorización al capitán. Él me indicó que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable”.
La señora con cara de triunfo, intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se voltea y le dice al hombre de raza negra: “Señor, ¿sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?” Todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la azafata. Ese año, la azafata y el capitán fueron premiados por esa actitud. La empresa se dio cuenta que no le había dado demasiada importancia a la capacitación de su personal en el área de atención al cliente. Por tanto, se hicieron algunos cambios de inmediato. Desde ese momento en todas las oficinas de British Airways se lee el siguiente mensaje: “Las personas pueden olvidar lo que les dijiste. Las personas pueden olvidar lo que les hiciste. Pero nunca olvidarán como los hiciste sentir".
Qué bueno es este ejemplo para exaltar las palabras que dirigió Jesús a sus discípulos después de la discusión sobre quién era él y el anuncio de su pasión: “Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa mía y por acepar el evangelio, la salvará”.
Nuestra sociedad nos ha ido acostumbrando a buscar lo mejor para nosotros. Incluso, los padres de familia le enseñan a sus hijos e hijas a no dejarse de los compañeros y compañeras. Primero yo, segundo yo, y si alcanza para un tercero, también yo, parece ser lo normal en nuestras relaciones interpersonales y sociales. Los que buscan el poder político, económico, social y cultural, pocas veces están pensando en el beneficio de los demás. Pero mucho más escasa es la disposición a sacrificarse o a entregarse por los otros a costa de nuestro bienestar y mucho menos de nuestra vida. ¡Qué distinto es el mensaje de Jesús, el Mesías, como Pedro lo reconoció delante de sus compañeros! Su proyecto va en contravía de nuestros valores. No podemos olvidar que el que quiera salvar su vida, con toda seguridad, la perderá. Ni podemos perder de vista que cuando se está dispuesto a perder la vida por los demás, a lo mejor lo pasan a primera clase

XXIV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO


viernes, 7 de septiembre de 2012

UN SUEÑO HECHO REALIDAD


COMENTARIO


DOMINGO 23


La curación de un sordomudo en la región pagana de Sidón está narrada por Marcos con una intención claramente pedagógica. Es un enfermo muy especial. Ni oye ni habla. Vive encerrado en sí mismo, sin comunicarse con nadie. No se entera de que Jesús está pasando cerca de él. Son otros los que lo llevan hasta el Profeta.
También la actuación de Jesús es especial. No impone sus manos sobre él como le han pedido, sino que lo toma aparte y lo lleva a un lugar retirado de la gente. Allí trabaja intensamente, primero sus oídos y luego su lengua. Quiere que el enfermo sienta su contacto curador. Solo un encuentro profundo con Jesús podrá curarlo de una sordera tan tenaz.
Al parecer, no es suficiente todo aquel esfuerzo. La sordera se resiste. Entonces Jesús acude al Padre, fuente de toda salvación: mirando al cielo, suspira y grita al enfermo una sola palabra: "Effetá", es decir, "Abrete". Esta es la única palabra que pronuncia Jesús en todo el relato. No está dirigida a los oídos del sordo sino a su corazón.
Sin duda, Marcos quiere que esta palabra de Jesús resuene con fuerza en las comunidades cristianas que leerán su relato. Conoce a más de uno que vive sordo a la Palabra de Dios. Cristianos que no se abren a la Buena Noticia de Jesús ni hablan a nadie de su fe. Comunidades sordomudas que escuchan poco el Evangelio y lo comunican mal.
Tal vez uno de los pecados más graves de los cristianos es esta sordera. No nos detenemos a escuchar el Evangelio de Jesús. No vivimos con el corazón abierto para acoger sus palabras. Por eso, no sabemos escuchar con paciencia y compasión a tantos que sufren sin recibir apenas el cariño ni la atención de nadie.
A veces se diría que la Iglesia, nacida de Jesús para anunciar la Buena Noticia de Jesús, va haciendo su propio camino, lejos de la vida concreta de preocupaciones, miedos, trabajos y esperanzas de la gente. Si no escuchamos bien las llamadas de Jesús, no pondremos palabras de esperanza en la vida de los que sufren.
Hay algo paradójico en algunos discursos de la Iglesia. Se dicen grandes verdades y se proclaman mensajes muy positivos, pero no tocan el corazón de las personas.
Algo de esto está sucediendo en estos tiempos de crisis. La sociedad no está esperando "doctrina social" de los especialistas, pero escucha con atención una palabra clarividente, inspirada en el Evangelio y pronunciada por una Iglesia sensible al sufrimiento de las víctimas, que sale instintivamente en su defensa invitando a todos a estar cerca de quienes más ayuda necesitan para vivir con dignidad.

VUELVE A EMPEZAR


23 DOMINGO TIEMPO ORDINARIO- CICLO B


domingo, 2 de septiembre de 2012

XXII TIEMPO ORDINARIO- CICLO B

Un grupo de fariseos de Galilea se acerca a Jesús en actitud crítica. No vienen solos. Los acompañan algunos escribas, venidos de Jerusalén, preocupados sin duda por defender la ortodoxia de los sencillos campesinos de las aldeas. La actuación de Jesús es peligrosa. Conviene corregirla.
Han observado que, en algunos aspectos, sus discípulos no siguen la tradición de los mayores. Aunque hablan del comportamiento de los discípulos, su pregunta se dirige a Jesús, pues saben que es él quien les ha enseñado a vivir con aquella libertad sorprendente. ¿Por qué?
Jesús les responde con unas palabras del profeta Isaías que iluminan muy bien su mensaje y su actuación. Estas palabras con las que Jesús se identifica totalmente hemos de escucharlas con atención, pues tocan algo muy fundamental de nuestra religión. Según el profeta, esta es la queja Dios.
"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí". Este es siempre el riesgo de toda religión: dar culto a Dios con los labios, repitiendo fórmulas, recitando salmos, pronunciando palabras hermosas, mientras nuestro corazón "está lejos de él". Sin embargo, el culto que agrada a Dios nace del corazón, de la adhesión interior, de ese centro íntimo de la persona de donde nacen nuestras decisiones y proyectos.
"El culto que me dan está vacío". Cuando nuestro corazón está lejos de Dios, nuestro culto queda sin contenido. Le falta la vida, la escucha sincera de la Palabra de Dios, el amor al hermano. La religión se convierte en algo exterior que se practica por costumbre, pero donde faltan los frutos de una vida fiel a Dios.
"La doctrina que enseñan son preceptos humanos". En toda religión hay tradiciones que son "humanas". Normas, costumbres, devociones que han nacido para vivir la religiosidad en una determinada cultura. Pueden hacer mucho bien. Pero hacen mucho daño cuando nos distraen y alejan de la Palabra de Dios. Nunca han de tener la primacía.
Al terminar la cita del profeta Isaías, Jesús resume su pensamiento con unas palabras muy graves: "Dejáis de lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres". Cuando nos aferramos ciegamente a tradiciones humanas, corremos el riesgo de olvidar el mandato del amor y desviarnos del seguimiento a Jesús, Palabra encarnada de Dios.
En la religión cristiana lo primero es siempre Jesús y su llamada al amor. Solo después vienen nuestras tradiciones humanas por muy importantes que nos puedan parecer. No hemos de olvidar nunca lo esencial.