Que no les comprendamos no quiere decir que no les queramos. Quiere decir que son diferentes, quizás de otra generación... pero siguen siendo de nuestra familia, de nosotros, de nuestra vida. Siguen siendo nuestros hijos. Afortunadamente, historias como éstas no son muy frecuentes, pero nos hacen pensar.
NUNCA ES TARDE PARA DECIR, TE QUIERO.
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