jueves, 29 de noviembre de 2012

SENTIDO DEL ADVIENTO


PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO




Estad en vela.» Son palabras que invitan a despertar y a vivir con más lucidez, sin dejarnos arrastrar o modelar pasivamente por cuanto se impone en esta sociedad.

Tal vez, esto es lo primero. Reaccionar y mantener despierta la resistencia y la rebeldía. Atrevernos a ser diferentes. No actuar como todo el mundo. No identificarnos con lo inhumano de esta sociedad. Vivir en contradicción con tanta mediocridad y falta de sensatez. Iniciar la reacción.

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO






Una convicción indestructible sostiene desde sus inicios la fe de los seguidores de Jesús: alentada por Dios, la historia humana se encamina hacia su liberación definitiva. Las contradicciones insoportables del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza.
Este mundo que nos sostiene no es definitivo. Un día la creación entera dará “signos” de que ha llegado a su final para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.
Los evangelios recogen el recuerdo de una reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Paradójicamente, su atención no se concentra en los “acontecimientos cósmicos” que se puedan producir en aquel momento. Su principal objetivo es proponer a sus seguidores un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte.
El final de la historia no es el caos, la destrucción de la vida, la muerte total. Lentamente, en medio de luces y tinieblas, escuchando las llamadas de nuestro corazón o desoyendo lo mejor que hay en nosotros, vamos caminando hacia el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos “Dios”.
No hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El “último día” no es un día de ira y de venganza, sino de liberación. Lucas resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables: “Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”. Solo entonces conoceremos de verdad cómo ama Dios al mundo.
Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un día los poderes financieros se hundirán. La insensatez de los poderosos se acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.
Jesús se esfuerza por sacudir las conciencias de sus seguidores. “Tened cuidado: que no se os embote la mente”. No viváis como imbéciles. No os dejéis arrastrar por la frivolidad y los excesos. Mantened viva la indignación. “Estad siempre despiertos”. No os relajéis. Vivid con lucidez y responsabilidad. No os canséis. Mantened siempre la tensión.
¿Cómo estamos viviendo estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos, y crueles para quienes se hunden en la impotencia? ¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos? Desde las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos en la desesperanza, la rabia y la humillación.

lunes, 26 de noviembre de 2012

ADVIENTO 2012





Los ensayos que conozco sobre el momento actual insisten mucho en las contradicciones de la sociedad contemporánea, en la gravedad de la crisis socio-cultural y económica, y en el carácter decadente de este final de siglo.

Sin duda, también hablan de fragmentos de bondad y de belleza, y de gestos de nobleza y generosidad, pero todo ello parece quedar como ocultado por la fuerza del mal, el deterioro de la vida y la injusticia. Al final, todo son «profecías de desventuras».

Se olvida, por lo general, un dato enormemente esperanzador. Está creciendo en la conciencia de muchas personas un sentimiento de indignación ante tanta injusticia, degradación y sufrimiento. Son muchos los hombres y mujeres que no se resignan ya a aceptar una sociedad tan poco humana. De su corazón brota un «no» firme a lo inhumano.

Esta resistencia al mal es común a cristianos y agnósticos. Como decía recientemente el teólogo holandés E. Schillebeeckx, puede hablarse dentro de la sociedad moderna de «un frente común, de creyentes y no creyentes, de cara a un mundo mejor, de aspecto más humano».

En el fondo de esta reacción hay una búsqueda de algo diferente, un reducto de esperanza, un anhelo de algo que en esta sociedad no se ve cumplido. Es el sentimiento de que podríamos ser más humanos, más felices y más buenos en una sociedad más justa, aunque siempre limitada y precaria.

En este contexto cobra una actualidad particular la llamada de Jesús: «Estad en vela.» Son palabras que invitan a despertar y a vivir con más lucidez, sin dejarnos arrastrar o modelar pasivamente por cuanto se impone en esta sociedad.

Tal vez, esto es lo primero. Reaccionar y mantener despierta la resistencia y la rebeldía. Atrevernos a ser diferentes. No actuar como todo el mundo. No identificarnos con lo inhumano de esta sociedad. Vivir en contradicción con tanta mediocridad y falta de sensatez. Iniciar la reacción.

Nos deben animar dos convicciones. El hombre no ha perdido su capacidad de ser más humano y de organizar una sociedad más aceptable. Por otra parte, el Espíritu de Dios sigue actuando en la historia y en el corazón de cada persona.

Es posible cambiar el rumbo equivocado que lleva esta sociedad. Lo que se necesita es que cada vez haya más personas lúcidas que se atrevan a introducir sensatez en medio de tanta locura, sentido moral en medio de tanto vacío ético, calor humano y solidaridad en el seno de tanto pragmatismo sin corazón.

jueves, 22 de noviembre de 2012

SI NO AMAS



Puedes decidir
por donde caminar

Puedes escalar montañas
y tus límites pasar

y si quieres alguien siempre
puede ser

Pero si no amas, si no amas
no tendrás un motivo para vivir
si no amas, no te amas,
nada serás.
si no amas,
un sentido nunca vas a encontrar.

Puede que hagas un imperio
alrededor
construir un rascacielos
y sentirte alguien mejor
Puedes desearlo todo y comprar
pero...

Si no amas, si no amas
no tendrás un motivo para vivir
si no amas, no te amas,
nada serás.
Si no amas, si no amas
los detalles más pequeños no entenderás
las certezas que no encuentres
debes buscar.

No es impaciente el amor, entiende, sabe esperar
si hablas te escucha, todo soporta,
cree en ti sin más
y vive libertad algunas veces
y cuando volverá a ti te dará mas.

Si no amas, si no amas
todo el resto no tiene ningún valor
si no amas, no te amas,
nada serás

Sin amor no somos nada nunca más.

CÓMO MEDITAR EN UN MINUTO


SALTA, SIN MIEDO



Confía y salta aunque no veas ni el suelo! ¡ÉL será quien te mantenga a salvo!


¡¡¡Salta!!! ¡¡¡sin miedo!!! ¡que merece la pena!!

CRISTO REY. CICLO B



El juicio contra Jesús tuvo lugar probablemente en el palacio en el que residía Pilato cuando acudía a Jerusalén. Allí se encuentran una mañana de abril del año treinta un reo indefenso llamado Jesús y el representante del poderoso sistema imperial de Roma.
El evangelio de Juan relata el dialogo entre ambos. En realidad, más que un interrogatorio, parece un discurso de Jesús para esclarecer algunos temas que interesan mucho al evangelista. En un determinado momento Jesús hace esta solemne proclamación: "Yo para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz" .
Esta afirmación recoge un rasgo básico que define la trayectoria profética de Jesús: su voluntad de vivir en la verdad de Dios. Jesús no solo dice la verdad, sino que busca la verdad y solo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano para todos sus hijos e hijas.
Por eso, Jesús habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla con sinceridad, pero sin dogmatismos. No habla como los fanáticos que tratan de imponer su verdad. Tampoco como los funcionarios que la defienden por obligación aunque no crean en ella. No se siente nunca guardián de la verdad sino testigo.
Jesús no convierte la verdad de Dios en propaganda. No la utiliza en provecho propio sino en defensa de los pobres. No tolera la mentira o el encubrimiento de las injusticias. No soporta las manipulaciones. Jesús se convierte así en "voz de los sin voz, y voz contra los que tienen demasiada voz" (Jon Sobrino).
Esta voz es más necesaria que nunca en esta sociedad atrapada en una grave crisis económica. La ocultación de la verdad es uno de los más firmes presupuestos de la actuación de los grandes poderes financieros y de la gestión política sometida a sus exigencias. Se nos quiere hacer vivir la crisis en la mentira.
Se hace todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de la crisis y se ignora de manera perversa el sufrimiento de las víctimas más débiles e indefensas. Es urgente humanizar la crisis poniendo en el centro de atención la verdad de los que sufren y la atención prioritaria a su situación cada vez más grave.
Es la primera verdad exigible a todos si no queremos ser inhumanos. El primer dato previo a todo. No nos podemos acostumbrar a la exclusión social y la desesperanza en que están cayendo los más débiles. Quienes seguimos a Jesús hemos de escuchar su voz y salir instintivamente en su defensa y ayuda. Quien es de la verdad escucha su voz.

CRISTO REY


jueves, 15 de noviembre de 2012

XXXIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO


POR FE


XXXIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO


XXXIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO








El mejor conocimiento del lenguaje apocalíptico, construido de imágenes y recursos simbólicos para hablar del fin del mundo, nos permite hoy escuchar el mensaje esperanzador de Jesús, sin caer en la tentación de sembrar angustia y terror en las conciencias.
Un día la historia apasionante del ser humano sobre la tierra llegará a su final. Esta es la convicción firme de Jesús. Esta es también la previsión de la ciencia actual. El mundo no es eterno. Esta vida terminará. ¿Qué va a ser de nuestras luchas y trabajos, de nuestros esfuerzos y aspiraciones?
Jesús habla con sobriedad. No quiere alimentar ninguna curiosidad morbosa. Corta de raíz cualquier intento de especular con cálculos, fechas o plazos. “Nadie sabe el día o la hora…, sólo el Padre”. Nada de psicosis ante el final. El mundo está en buenas manos. No caminamos hacia el caos. Podemos confiar en Dios, nuestro Creador y Padre.
Desde esta confianza total, Jesús expone su esperanza: la creación actual terminará, pero será para dejar paso a una nueva creación, que tendrá por centro a Cristo resucitado. ¿Es posible creer algo tan grandioso? ¿Podemos hablar así antes de que nada haya ocurrido?
Jesús recurre a imágenes que todos pueden entender. Un día el sol y la luna que hoy iluminan la tierra y hacen posible la vida, se apagarán. El mundo quedará a oscuras. ¿Se apagará también la historia de la Humanidad? ¿Terminarán así nuestras esperanzas?
Según la versión de Marcos, en medio de esa noche se podrá ver al “Hijo del Hombre”, es decir, a Cristo resucitado que vendrá “con gran poder y gloria”. Su luz salvadora lo iluminará todo. Él será el centro de un mundo nuevo, el principio de una humanidad renovada para siempre.
Jesús sabe que no es fácil creer en sus palabras. ¿Cómo puede probar que las cosas sucederán así? Con una sencillez sorprendente, invita a vivir esta vida como una primavera. Todos conocen la experiencia: la vida que parecía muerta durante el invierno comienza a despertar; en las ramas de la higuera brotan de nuevo pequeñas hojas. Todos saben que el verano está cerca.
Esta vida que ahora conocemos es como la primavera. Todavía no es posible cosechar. No podemos obtener logros definitivos. Pero hay pequeños signos de que la vida está en gestación. Nuestros esfuerzos por un mundo mejor no se perderán. Nadie sabe el día, pero Jesús vendrá. Con su venida se desvelará el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos Dios. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

miércoles, 7 de noviembre de 2012

CONTIGO


LA FE A LOS 20 AÑOS


ÉRASE UNA FE

Estamos en el año de la fe, así que encontrar una película de estreno que hable de la fe no es nada fácil. Sin embargo, el tráiler que os dejo, es sobre una película que habla de la fe. Dos jóvenes franceses, amigos de toda la vida, deciden hacer un viaje por el mundo con sus bicicletas. En ese viaje verán cómo viven la fe otros cristianos en muy diversas situaciones, casi siempre en situaciones de precaridad, de muerte. Verán que la fe recia de muchos hombres se ha forjado en situaciones en las que la cruz ha sido la protagonista. El traíler invita a ver la película, pero yo no te tenido la suerte de verla porque este tipo de película no se exhibe en el circuito comercial de cine (no es una superproducción de Hollywood), así que habrá que andar atento para verla por otros cauces. Con esta película puede pasar como con "La última cima", que se expuso en salas comerciales porque la demanda de los cristianos así lo propició. En fin, si alguno la encuentra enlazada, haga el favor de hacérnoslo saber. Un saludo.

IS GOD GOOD ?


martes, 6 de noviembre de 2012

TAMBIÉN VOSOTROS DARÉIS TESTIMONIO


CARTA DE UNA MADRE CON ALZHEIMER A SU HIJA








Querida hija:

Escucha con atención lo que tengo que decirte... El día en que esta enfermedad se apodere totalmente de mí y ya no sea la misma, ten paciencia y compréndeme. Cuando derrame comida sobre mi blusa y olvide como atarme los zapatos, no te impacientes: recuerda las horas que pasé enseñándote esas mismas cosas.

Si al conversar contigo, repito las mismas palabras y sabes de sobra como terminan, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeña tuve que contarte mil veces el mismo cuento para que te durmieras.

Cuando a veces me haga mis necesidades, no te avergüences ni te sulfures, pues ya no puedo controlarme. Piensa cuántas veces, siendo tú una niña, te limpié y te ayudé cuando tampoco tú podías controlarte. Nunca me enfadé. Siempre esperé pacientemente a tu lado a que terminaras.

No me reproches cuando no quiera bañarme, no me regañes por eso. Recuerda aquellos años en que te perseguía por la casa para llevarte al aseo, y los miles de pretextos que inventé para hacer agradable tu baño.

Cuando me veas inútil e ignorante en todas las cosas tecnológicas, te suplico que me las expliques de modo sencillo. No me hieras con tu sonrisa burlona. Acuérdate de que fui yo quien te enseñó las cosas más importantes: comer, vestirte, leer, comportarte… y cómo enfrentarte a la vida tan bien como lo haces. Me alegra pensar que parte de tus triunfos son producto de mi esfuerzo durante años.

Cuando en algún momento llegue a olvidar de qué estamos hablando, dame tiempo para recordarlo. Y si no puedo, no te impacientes; tal vez no era importante, y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas.

Cuando mis piernas me fallen por debilidad, dame tu mano para apoyarme… como yo lo hice cuando tú comenzaste a caminar. Cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir, no te asustes. Algún día entenderás que sólo estoy pidiendo cariño, y que en modo alguno me siento desgraciada. Para mí, tu compañía ha sido siempre mi mejor tesoro.

No te sientas triste al verme así. Quizás ya no entienda tus palabras, pero siempre entenderé tus abrazos, tus caricias y tus besos. Dame tu cariño y tu paciencia, que yo te devolveré gratitud y alegría con el inmenso amor que siempre te he tenido.

Al igual que te acompañé en el inicio de tu vida, te pido que me acompañes en el término de la mía. Siempre he querido lo mejor para ti y he pasado mi vida preparándote tu camino. Piensa entonces que, tras el paso que voy a dar, no te dejaré sola: voy a prepararte un camino muy bonito, en un lugar maravilloso... Y estaré siempre contigo.

Te deseo lo mejor para tu vida. Con todo mi corazón,

Tu madre.

jueves, 1 de noviembre de 2012

HOMENAJE


XXXI TIEMPO ORDINARIO


XXXI TIEMPO ORDINARIO


XXXI DOMINGO TIEMPO ORDINARIO




Un escriba se acerca a Jesús. No viene a tenderle una trampa. Tampoco a discutir con él. Su vida está fundamentada en leyes y normas que le indican cómo comportarse en cada momento. Sin embargo, en su corazón se ha despertado una pregunta: “¿Qué mandamiento es el primero de todos?” ¿Qué es lo más importante para acertar en la vida?
Jesús entiende muy bien lo que siente aquel hombre. Cuando en la religión se van acumulando normas y preceptos, costumbres y ritos, es fácil vivir dispersos, sin saber exactamente qué es lo fundamental para orientar la vida de manera sana. Algo de esto ocurría en ciertos sectores del judaísmo.
Jesús no le cita los mandamientos de Moisés. Sencillamente, le recuerda la oración que esa misma mañana han pronunciado los dos al salir el sol, siguiendo la costumbre judía: “Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”.
El escriba está pensando en un Dios que tiene poder de mandar. Jesús le coloca ante un Dios cuya voz hemos de escuchar. Lo importante no es conocer preceptos y cumplirlos. Lo decisivo es detenernos a escuchar a ese Dios que nos habla sin pronunciar palabras humanas.
Cuando escuchamos al verdadero Dios, se despierta en nosotros una atracción hacia el amor. No es propiamente una orden. Es lo que brota en nosotros al abrirnos al Misterio último de la vida: “Amarás”. En esta experiencia, no hay intermediarios religiosos, no hay teólogos ni moralistas. No necesitamos que nadie nos lo diga desde fuera. Sabemos que lo importante es amar.
Este amor a Dios no es un sentimiento ni una emoción. Amar al que es la fuente y el origen de la vida es vivir amando la vida, la creación, las cosas y, sobre todo, a las personas. Jesús habla de amar “con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser”. Sin mediocridad ni cálculos interesados. De manera generosa y confiada.
Jesús añade, todavía, algo que el escriba no ha preguntado. Este amor a Dios es inseparable del amor al prójimo. Sólo se puede amar a Dios amando al hermano. De lo contrario, el amor a Dios es mentira. ¿Cómo vamos a amar al Padre sin amar a sus hijos e hijas?
No siempre cuidamos los cristianos esta síntesis de Jesús. Con frecuencia, tendemos a confundir el amor a Dios con las prácticas religiosas y el fervor, ignorando el amor práctico y solidario a quienes viven excluidos por la sociedad y olvidados por la religión. Pero, ¿qué hay de verdad en nuestro amor a Dios si vivimos de espaldas a los que sufren? (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).