Por eso, junto al deseo ferviente de recibir obsequios, surge en los pequeños el deseo de dar, y de compartir. Surge lo mejor de nosotros: esa inocencia que ellos aún tienen y que tantas veces anhelamos los mayores. Sí, como sale a relucir en este anuncio, la espera de los regalos de Reyes es también una ocasión para dar, y para ser feliz compartiendo con los demás. Todo un ejemplo para los que ya no somos tan niños…
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