" SE SUMERGIÓ PARA SUMERGIRNOS " ( BENEDICTO XVI )
Jesús quiso ser bautizado por Juan para santificar el agua de todos los bautizados, para convertir las aguas de penitencia en aguas de santidad.
Dice S. Ambrosio: " En el agua es sumergida nuestra carne, para que quede borrado el pecado carnal. En el leño fue clavado el Señor Jesús cuando sufrió por nosotros su pasión ".
El bautismo trae una llamada a morir cada día, para así vivir más plenamente la nueva vida. Jesús, que ha nacido ya en ti, debe crecer hasta llenarlo todo. Para realizar este ideal tan maravilloso es necesario dejarse invadir por el Espíritu de Jesús.
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