Salmo responsorial : 97, 1-6
Segunda lectura: Hb 1, 1-6
Evangelio: Jn 1, 1- 18
Hoy celebramos la fiesta del nacimiento de Jesús. Es celebración de júbilo y alegría para los cristianos, los que reconocemos en Jesús la revelación plena de Dios a los hombres.
Isaías nos canta la próxima liberación de Jerusalén. Los pies del mensajero que anuncian para nosotros el nacimiento del Señor, y nosotros, como centinelas, proclamamos alegres la presencia del salvador que se hace vida en medio de nosotros.
La carta a los Hebreos refuerza aún más la alegría de esta celebración de la Natividad de Jesús.
En el Evangelio, Dios-Palabra se hace hombre, asume la temporalidad y limitación de los hombres, para hacer infinito e ilimitado al hombre. Dios se hace hombre, para hacer al hombre imagen de Dios.
Estamos en Navidad, fecha de reencuentros, de abrazos, de volver a la familia... Todo esto porque ha nacido Dios, el mejor regalo, el autético reencuentro, el mayor abrazo, el mayor perdón. Descubrimos que el verdadero regalo ni es costoso ni extraordinario: son las personas, nuestros seres queridos, aquellos con los que convivimos nuestro mejor regalo.
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