sábado, 3 de diciembre de 2011

MI PERSPECTIVA

EL RESPLANDOR DE BELÉN
Resuena el villancico un año más: " La Nochebuena se viene...la Nochebuena se va..." Como siempre, un año más, ha venido, y , como siempre, se irá. Y a todos se nos llena el corazón de bellos propósitos, de buenas intenciones que pronto se irán desvaneciendo.
 Las familias, dispersas durante el año, se reunirán para cenar y comer juntos en la Nochebuena y en la Navidad, para reír y cantar juntos, para ir a la " Misa del Gallo "juntos ( hay muchas familias cristianas que siguen yendo a la Misa del Nacimiento de Jesús ) y entonar en la eucaristía villancicos entrañables, y recordar de este modo a los familiares y amigos que ya se fueron, y pedir por todos los que en el mundo sufren en esa Noche Santa pobreza y soledad... Y luego, un año más, brindaremos por el presente y por el futuro, porque queremos seguir vinculados a la sangre y a la amistad, aunque el tiempo, implacable, vaya dejando huellas indelebles en nuestros rostros y en nuestras almas.

" Y nosotros nos iremos... y no volveremos más", sigue resonando por los confines del orbe el villancico más sencillo, más hondo, más popular y manriqueño de todos los que se cantan por las tierras de España: dice Jorge Manrique aquello de " recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte, tan callando." Más o menos, como el villancico. A pesar de las espurias mixtificaciones de productos navideños " made in Usa" ( más que villancicos parecen preludio de un partido de baloncesto de la NBA ), seguiremos escuchando los viejos y familiares villancicos de toda la vida.

 
 Suena de nuevo " la Nochebuena se viene...La Nochebuena se va " y deja en nosotros ese reguero de lo infinito, esa " mordida de la plenitud " que anhelamos todos, esa nostalgia de felicidad que nunca llega definitivamente,esos deseos de que el mundo, al fin, sea justo y racional, generoso y armónico, y no haya absurdas guerras que dejan a millones de niños tullidos y masacrados para siempre, ni tierras ni mares destruidos, ni personas que sufran el paro, el hambre, la pobreza y el olvido, ni drogadictos que se vayan muriendo poco a poco, ni terroristas que impunemente siembren el odio y la sangre, ni madres que contemplen en sus brazos tristes el cuerpo inerte de sus hijos acribillados por las injusticias, la muerte y la miseria... Y es entonces cuando vislumbramos la verdadera música de Belén, aquella que fue entonada por los ángeles y los pastores para que la escucharan los hombres y mujeres de buena voluntad.
  
  Porque si la Navidad sólo es el rito de lucecitas, los adornos, las músicas, los regalos, las comidas pantagruélicas... es algo superficial e intranscendente. Si sólo nos sirve para derramar unas emocionadas lágrimas de mazapán con cava en la mano... poca cosa es, aunque no esté mal. Si sólo es ocasión para el reencuentro con nosotros mismos, para poneren orden nuestro mundo interior, para hacer una pausa en el duro trajín de cada día... cosa importante es, pero no definitiva. Si sólo nos proporciona un cierto estremecimiento de nostalgia y ternura al recordar la fugacidad del tiempo, lo efímero de la existencia...sentimientos profundamente humanos y nobles son, pero no hemos calado, creo yo,
en el verdadero espíritu de la Navidad.

  Porque lo que ocurrió verdaderamente en Belén de Judá, en la noche mágica y desconcertante
 de la Nochebuena, en la plenitud de la Navidad, es que sobrevino UNA GRAN LUZ, se consumó
 el MISTERIO, la PALABRA SE ENCARNÓ ( " En el principio fue el LOGOS " ), DIOS MISMO
se hizo HOMBRE, la VIDA ENTERA cobró NUEVO SENTIDO, el UNIVERSO se estremeció
 en sus entrañas con un gozo inenarrable y desconocido, y la HUMANIDAD encontró, por fin,
SU LUZ Y SU ESPERANZA.

          Si durante estas fiestas no aprendemos esto, si no comprendemos que la NAVIDAD es EL PARTO para el AMOR, la MÚSICA DE FONDO DE LAS GALAXIAS, el BESO INFINITO de DIOS A LOS HOMBRES, no hemos comprendido la auténtica melodía de la Nochebuena, el genuino resplandor de Belén, la sonrisa de un Niño que además es Dios.

  JOSÉ L. ROZALÉN MEDINA
( Catedrático y Doctor en Filosofía y
  Ciencias de la Educación )

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