Es emocionante ver cómo los niños con 8 años se entregan en cuerpo y alma a este pequeño parón en su actividad diaria para estar con Dios, para escuchar su palabra, para dar gracias por todo lo que reciben cada día de forma tan generosa. Es impresionante ver con qué ganas esperan la hora del oratorio, cómo bajan a la capilla, cómo saben que esos 3 cuartos de hora su único pensamiento será Jesús, será estar preparados para escuchar y recibir su palabra.
Estamos consiguiendo plantar una semilla, la estamos cuidando con amor y con dedicación y estamos viendo ya los frutos de esta entrega.
Desde aquí animo a todos a participar, a vivir esta experiencia desde la fe y la comunión con Dios.
Gracias madre Pilar por esta oportunidad de dar tan poco para recibir a cambio tanto.
Gloria Orejas. Monitora de Oratorio y mamá de tres alumnos del Mater.
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